miércoles, 28 de mayo de 2014

LA EQUINÁCEA: ¿El antibiótico vegetal?


Es una de las hierbas más populares de la medicina natural. Su actividad se explicaría, según varias investigaciones, por una estimulación del sistema inmunitario. Sus usos más frecuentes están relacionados con las infecciones respiratorias. La ciencia aún no se pone de acuerdo sobre sus beneficios. 






Lic. Mariana Nisebe
mnisebe@yahoo.com.ar

La Echinacea o Equinácea es una de las hierbas más populares en el campo de la medicina natural. En Estados Unidos, por ejemplo, se cree que la venta de productos que surgen de esta planta representan aproximadamente el 10% del mercado de suplementos dietéticos. Ha sido llamada con el subnombre de "antibiótico vegetal"; sin embargo, el término está mal empleado, ya que no mata directamente las bacterias como un antibiótico clásico. Su actividad se explicaría, según varias investigaciones, por una estimulación del sistema inmunitario.

También están sus detractores que cuestionan, entre otros puntos, la metodología utilizada en los estudios que destacan sus beneficios y sugieren ampliarlos.

Se trata de una especie perenne, originaria del este de Norteamérica, cuyos tallos huecos pueden alcanzar hasta un metro de altura. Sus hojas son alargadas y estrechas; sus flores son cónicas, vistosas y de color púrpura. Las raíces y la hierba (las partes que sobresalen de la tierra) se han utilizado tradicionalmente para tratar una variedad de infecciones y demás afecciones. Las primeras referencias (ver recuadro) en torno a esta planta son bastante recientes: hacia fines del 1.700 se descubre que era usada por los indios nativos de América del Norte, considerándola sagrada, en vista de sus propiedades curativas.

Sus usos más frecuentes
estaban relacionados con los problemas dentarios, la gripe y los resfríos, la tos, los problemas de garganta y como antiséptico de heridas infectadas; además de ser el único “remedio” utilizado contra las mordeduras de serpiente e insectos venenosos.
Las tres variantes más comunes y utilizadas en fitoterapia son la Equinácea Angustifolia, la Pallida y la Purpúrea; se cree que esta última es la más efectiva. Las partes que se usan en los preparados incluyen la raíz, sumidades floridas (los extremos de los tallos que contienen hojas) y las hojas recolectadas en otoño en el momento de la floración y después de producidas las semillas. A veces se emplea también la planta entera. Actualmente hay disponibles centenares de productos que contienen Equinácea. Existen cápsulas con polvo de la planta, raíces disecadas para hacer infusiones y también tintura (preparación a base de alcohol). Algunas personas toman el jugo de plantas frescas.  

La ciencia duda: ¿Beneficiosa o no?

Entre quienes propician su uso; se destacan ventajas como la capacidad de reforzar todo el sistema inmunológico; generando una mayor resistencia frente a diferentes agentes externos como virus, bacterias y sustancias tóxicas. También mencionan su acción antiséptica y antiinflamatoria ya que aumentaría la resistencia a la piel contra el ataque de bacterias, virus y hongos gracias a la inhibición de una enzima llamada hialuronidasa. La acción antiinflamatoria de la Equinácea viene referida desde 1950, donde se ponen de manifiesto sus buenos resultados en la cura de pacientes afectados de artritis crónica. Pero esto no es todo, otra cualidad curativa de la planta sería su acción cicatrizante al favorecer la proliferación de fibroblastos (células de la piel que contribuyen a su rápida cicatrización) y antitumoral.

La mejor evidencia científica sobre la Equinácea concierne a su capacidad de ayudar en la recuperación de los resfríos y catarros más rápidamente y su prevención. Sin embargo los resultados son contradictorios. En 2005, un estudio publicado en The New England Journal of Medicine no demostró ningún beneficio clínico. No obstante, un meta-análisis realizado en 2006 para evaluar la eficacia de la Equinácea encontró que la probabilidad de ocurrencia de un resfrío fue 55% mayor con un placebo que con la Equinácea (con base en tres ensayos clínicos). En 2007, se publicó en "The Lancet Infectious Deseases" un meta-análisis centrado en catorce resultados de ensayos previos sobre las propiedades curativas de esas hierbas en el que se concluía que la Equinácea podría reducir en un 58% el índice de probabilidades de sufrir un resfrío común y su duración en 1.4 días.

Por otro lado existe dudosa evidencia científica de los efectos de la Equinácea en cualquier tipo de cáncer; lo mismo que para la estimulación del sistema inmune (incluyendo pacientes que están recibiendo quimioterapia para el cáncer). Respecto a sus propiedades antiinflamatorias; en 1978 (Wacker & Hilbig) se realizó un estudio clínico con 4500 pacientes donde se destacaban sus beneficios frente a distintos problemas de la piel; incluida la soriasis, logrando un 85% de curas con aplicaciones tópicas de Equinácea. Resaltando muchas de sus propiedades se publicó en 1997 un libro titulado "Healing Power of Echinacea and Goldenseal and Other Immune System Herbs".

La suma de la evidencia aún no puede apoyar el uso de la Equinácea como tratamiento para el resfrío común; de hecho los expertos no entienden con exactitud cómo es que esta planta ayuda al sistema inmunológico a combatirlo.


Es evidente que se necesita llevar a cabo más investigaciones para poder sacar una conclusión definitiva; incluso, y esto es muy importante, para determinar los efectos secundarios que podría ocasionar. Por el momento, no existe ninguna referencia de que sea perjudicial ni nocivo su consumo para el organismo; a excepción de embarazas o en etapa de lactancia. También se ha reportado una carencia de beneficios para niños de entre 2 y 11 años; y está muy cuestionado su uso en personas HIV positivas. En todos los casos es necesario consultar con el médico u otro profesional de la salud competente.
Consultar siempre al médico

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