lunes, 2 de junio de 2014

SÍNDROME DE CAPGRAS: Delirio del doble


Es un trastorno mental infrecuente por el cual el paciente cree que una persona estrechamente relacionada con él ha sido sustituida por un impostor. En los últimos años se han incrementado los casos en la literatura científica y han aparecido nuevas variantes.





Por Lic. Mariana Nisebe
mnisebe@yahoo.com.ar



El mal o síndrome de Capgras (SC) es un trastorno mental infrecuente en el que el sujeto cree que las personas cercanas han sido sustituidas por dobles o se comportan como actores (ver video). La persona considerada como impostora tiene el mismo parecido físico, pero el enfermo cree que su mente no es la de la persona original. Es como estar en un universo paralelo. “En los últimos años se han incrementado considerablemente los aportes de casos del SC a la literatura científica; y han aparecido nuevas variantes relacionadas, como el síndrome de dobles subjetivos y el síndrome de dobles inanimados, que se han englobado bajo la denominación de síndrome de falsa identificación delirante (SFID)”; explica un análisis crítico del Hospital Universitario Reina Sofía (España).

Este síndrome, explicó el doctor Facundo Manes, director del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) y del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro, fue descrito en 1923 por Jean Marie Capgras y J. Reboul-Lachaux, en una paciente de 53 años con una psicosis crónica, que tenía la convicción delirante de que su esposo e hijos (y luego otras personas) habían sido suplantados con el fin de perjudicarla. Además decía que había varios duplicados de sí misma. Un año después Capgras presentó un segundo caso. Desde entonces ha sido descrito en múltiples patologías: generalmente en esquizofrenia, pero también en déficit de vitamina B12, hipertiroidismo, diabetes mellitus, intoxicaciones, traumatismo encéfalo craneano, accidentes vasculares cerebrales, demencias, y otras”.

Recientemente, amplió el especialista, “se ha contrastado con la prosopagnosia, en la cual no se identifican los rostros pero se conserva una evaluación implícita y la respuesta emocional a las caras familiares. En el SC, en cambio, se puede reconocer la cara pero no se tiene la vivencia emocional de familiaridad y se concluye que se trata de un impostor”. Psicopatológicamente se plantea con frecuencia la controversia sobre si este fenómeno debe considerarse un síntoma aislado o un síndrome con entidad propia, indica un trabajo publicado en 2005 en Anales de Psiquiatría. “Esta enfermedad está relacionada con la pérdida del reconocimiento emocional de los rostros familiares. Su causa podría ser una desconexión entre el sistema de reconocimiento visual y la memoria afectiva. Es una de las falsas identificaciones que se han descrito en el 23-50% de los pacientes con demencia”, explicó el doctor Manes.

“Durante las últimas dos décadas, los estudios neuropsicológicos y de neuroimagen han apuntado a la presencia de lesiones del cerebro, sobre todo en las áreas frontoparietales derechas y en las regiones adyacentes en una proporción considerable de pacientes con “síndrome de falsa identificación delirante. El déficit en la memoria activa debido a la función anormal del cerebro, se considera que juegan un papel causal en el SFID”, aporta un trabajo publicado el mes pasado en Alcmeon, Revista Argentina de Clínica Neuropsiquiátrica. “Otros investigadores lo explican a través de factores psicodinámicos o una combinación de ambos”, agrega PsychNet-UK.

Para establecer estos diagnósticos, explicó el doctor Facundo Manes, “es preciso que no exista compromiso de conciencia ni una demencia severa, ya que en esas condiciones los errores en el reconocimiento son frecuentes, variables y banales. En la enfermedad de Alzheimer avanzada los errores de identificación son frecuentes: el paciente cree que quien lo cuida es su madre, que el hijo es el esposo o incluso el padre. Sin embargo, en las etapas previas son muy poco frecuentes”. Por otro lado, el SC tiene algunas variantes “raras”. En una de estas formas, el paciente tiene la falsa ilusión de dobles inanimados. En el 2006, investigadores del Beheshti Hospital (Iran) publicaron un ensayo en el que describían esta nueva manifestación del trastorno. Una mujer de 55 años de edad no identificaba los objetos y muebles de su hogar y mantenía que sus hijos los habían cambiado todos.

Desafortunadamente, el síndrome es difícil de tratar. Se han aplicado medicamentos antipsicóticos, antidepresivos y terapias cognitivas y de conducta con cierto éxito, pero nada asegura una cura. “Durante los últimos 80 años los síndromes de falsa identificación delirante sobre todo el de Frégoli y Capgras han planteado desafíos a los profesionales de salud mental debido a una incertidumbre en la comprensión de los síndromes y una falta de tratamiento eficaz”, destacan en Psiquiatria.com.



En 1995, Alan y Christine Davies resultaron heridos en un accidente de tráfico. Ambos se recuperaron físicamente, pero Alan estaba convencido de que su mujer había muerto y de que Christine II, como la llamaba él, era una impostora. El psiquiatra Sudad Jawad observó que, cuando la pareja acudía a su consulta, Alan “actuaba como si no estuviera sentado al lado de una persona real”. Su mujer y su hija contaron que Alan había pasado de ser una persona sociable, extrovertida y cariñosa, que lo consultaba todo con su mujer, a ser una persona que apenas se comunicaba con ella y “no soportaba el contacto físico”.
Después de dos años de tratamiento
Jawad llegó a la conclusión que Alan nunca volvería a la realidad. La pareja le hizo juicio al otro automovilista por causar el accidente que destrozó 31 años de su matrimonio. El Alto Tribunal de Cardiff (Gales), en 1999, escuchó a los psiquiatras diagnosticar el caso como el síndrome de Capgras; reconoció el trauma y lo indemnizó con 208 mil dólares. Como se destacó entonces: “La pareja no quiso comentar la resolución judicial y se retiró del Tribunal caminando separados por varios pasos”. 

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