miércoles, 13 de abril de 2016

Cómo prevenir las enfermedades del Otoño

El frío y los cambios de temperatura suelen favorecer la aparición de resfríos,  gripe y alergias. ¿Contamos con métodos efectivos para su prevención?



En esta época es frecuente escuchar la expresión popular “alergia al cambio de clima”, sin embargo, los profesionales médicos definen este cuadro como un conjunto de síntomas y afecciones respiratorias que responden a los efectos en el organismo de la inestabilidad climática propia de la época y no a un cuadro alérgico propiamente dicho.
Una alergia es se da cuando el organismo reacciona a la exposición a un determinado alergeno. En otoño, los ácaros junto con los hongos aerógenos y el polen de algunos arbustos o malezas son los alérgenos de tipo aéreo más frecuentes, forman  parte de la polución tanto del exterior como del interior de nuestras casas y son responsables de algunas formas de alergia cuyos síntomas son: rinitis, secreción nasal, lagrimeo, picazón en el paladar, estornudos en salva, etc. Los casos más graves pueden llegar incluso al asma bronquial.

Para los especialistas, la clave está en conocer y diagnosticar la alergia de forma temprana, dado que aquellas personas que saben que son suceptibles de tener estos cuadros respiratorios, podrán recibir medicación preventiva que atenúe los síntomas en el cambio de estación.

Como recomendación general, en el hogar se debe evitar las alfombras, la acumulación de papeles y libros, las habitaciones con hongos en las paredes, la excesiva cantidad de muebles y objetos en los dormitorios y mantener la limpieza de la ropa de cama.

Asimismo, en otoño aumentan los casos de resfríos, gripes y otras afecciones de tipo viral. Al respecto, el lavado de manos y el uso de alcohol en gel son los métodos más eficaces para evitar el contagio, ya que se transmiten por via aérea.

Otra forma de adelantarse a las complicaciones del invierno es la vacuna antigripal. Especialmente indicada para mayores de 65 años, niños entre 6 meses y dos años de edad, personas con enfermedades cardiorrespiratorias, diabéticos, personas que padezcan enfermedades renales crónicas, y pacientes imunocomprometidos. También se la deben aplicar quienes trabajen en el ámbito de la salud.

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