martes, 14 de abril de 2009

La versión de Muma y Robert: El parto de Milo



Este relato es maravilloso. Mariana -o Muma para todos- es la esposa de un amigo mío. Juntos tuvieron la inolvidable experiencia de tener a su hijo en su casa, sorpresivamente porque no estaba planeado, y que todo saliera muy bien. Una noche increíble para compartir. Gracias Robert -el orgulloso papá- y Muma por dejarme publicar estos textos. Felicitaciones a toda la familia!!!!!!!!!

El domingo a la noche vimos una peli y después me fui a bañar, porque me moría de calor. Me estaba duchando y sentí algo, un movimiento brusco, diferente a lo que venia sintiendo hasta ese momento. Me acosté y le conté a Robert, pero me dijo: ya a esta altura pareces Pedrito y el lobo, así que nos reímos y me acosté. Al minuto vino Maxi a acostarse con nosotros, así que yo lo deje en mi lado y me levante, porque me había empezado a doler un poco la parte baja de la panza.

Eran la 1.40 de la mañana.Me levante y al toque se despertó Manu, fui a verlo y le puse mi almohada porque tosía mucho, así quedaba mas levantado. Cuando me pare (estaba sentada) sentí un dolor bastante mas intenso, y me tuve que quedar parada inmóvil un minuto o dos, y ahí comenzaron los dolores un poco mas fuertes, pero no terribles, una cosa de menstruación fuerte, pero nada mas.Me fui al living y puse la tele, Spiderman 3 (nada de ponerme profunda a esa hora, jaja) y me senté en la pelota a rebotar un rato, porque los dolores eran cada vez mas seguidos. Ahí pensé, espero un rato mas y si siguen la llamo a Mirta, la partera, porque la idea nuestra era llegar a la clínica para el expulsivo y hacer toda la dilatación en casa.

Segui sentada en la pelota, cada tanto me paraba y caminaba, y cada tanto me asomaba a ver la hora en el reloj de mi mesa de luz, ya eran las 2.40.Vuelvo a sentarme en la pelota y ahí, PLAF, se rompe la bolsa y se inunda todo el living!!!! Fui, agarre unas toallas y el teléfono al mismo tiempo, la llame a Mirta y le dije: viste que dicen que los bebes nacen de noche? Bueno, rompi la bolsa! Ahí me dijo: bueno, ponete un aposito y acostate que voy para alla. (aclaro que vive en Wilde, a 30 minutos de mi casa, por lo menos)

Lo desperte a Robert, y le pedi pasara a Max a su cama, la llame a mi hermana para que venga a quedarse con los chicos e intente acostarme, pero no pude, no podia ponerme horizontal, necesitaba estar parada. A todo esto me habia sacado la parte de abajo del pijama (un short) y estaba solo en camiseta, no pude ponerme un aposito ni bombacha ni nada. Al toque llego mi hermana (eran las 3 de la mañana) y yo estaba en el baño, sentada en el inodoro y gritaba… yo no soy de gritar casi nunca, pero me acuerdo que grite como nunca antes, pero no de dolor, sino de sorpresa, de impresión, porque sentada como estaba le estaba tocando la cabeza a Milo!!!!!!!!!!!!!!! O sea, estaba naciendo, iba a salir en cualquier momento!Ahí a los gritos le pedi a Robert que trajera toallas (eso es lo que mas me acuerdo, pidiendo toallas todo el tiempo, jaja) asi que Vero se quedo con los chicos en su cuarto y yo me fui para el living con Robert que tiro el cargamento de toallas ahí.

Me sente otra vez en la pelota, le puse antes una toalla encima y automáticamente la toalla se empapo, seguia perdiendo mucho liquido.Estaba sentada en la pelota y me venia una contraccion, ahí me agarraba de las manos de Robert para bancar el dolor, y luego el dolor intenso pasaba y era como si nada, asi pasaron algunas contracciones mas fuertes (yo no las conte, despues Robert me dijo que fueron 4)Ahí el me dice: desinflo la pelota? La llevamos? Y yo le dije, no, dejala por ahíEntonces me puse de rodillas sobre las toallas y le dije, Robert, aca esta la cabeza, va a salir en cualquier momento, llamala a Mirta.

El la llamo y yo escuchaba como hablaban, cuando corto me dijo que cuando saliera el lo iba a agarrar, que estaba todo bien…Al toque decido cambiar de postura, yo estaba de rodillas pero preferi seguir de rodillas pero apoyar las manos en el sillon, asi que quede medio en cuatro patas, mirando para el respaldo del sillon.Me saque la remera y me acuerdo que el grite a Robert que no me toque, no podia soportar el mas minimo roce, me poye con fuerza en el sillon y grite: y salio la cabeza! Ahí ya no habia dolor, solo la necesidad de hacer fuerza, como levantando un gran peso.

Al toque Robert me dice: salio la cabeza, hace fuerza y que salga el resto del cuerpo (despues me conto que Milo salio y se puso azul, y el se asusto muchísimo, por eso me pedía que lo saque rapido) pero no podia sacarlo, no venia la contracción asi que era como si nada, no me dolía, pero no podía hacer nada. Al instante vino una contracción mas e hice toda la fuerza posible y salio!!!!!!!!!!!!!!!Robert lo envolvio en una toalla y me lo puso encima, el cordon era medio corto asi que me tuve que encoger un poco y quede asi, en el piso, con Milo encima, que lloro un poquito y al toque se prendio a la teta.

Ahí le pedi que vaya a buscar a mi hermana y el se quedo con los nenes, casi al instante vino Maxi a verlo, muy emocionado, Manu tardo un rato mas, estaba mucho mas impresionado.Eso fue a las 3.17 de la mañana. A las 3.30 mas o menos llegaron Claudia, la obstetra, Mirta, la partera y Leo, amigo nuestro al que Robert llamo para que haga apoyo moral.Lo primero que hicieron fue cortar el cordon, lo hizo Robert con ayuda de las dos, y yo seguia con Milo encima.Despues alumbre la placenta, que me pidieron que me sentara en una sillita de partos y me pusieron un balde debajo y en un pujo salio la placenta entera, Claudia me la mostro y me explico como funcionaba, se la llevo para examinar a la cocina y luego la guardamos para plantarla en el jardin (eso lo habiamos pensado aunque hubieramos ido a la clinica)

Despues vino mi mama, estuvo un ratito con nosotros y se fue con mi hermana y los nenes a su casa.Yo me acoste en mi cama y me revisaron, tuve un desgarro minimo que no necesito puntos, bastante bien si consideramos el tamaño de Milo (4.100 kilos, lo pesamos ahí mismo, y 55 cm, pero no lo medimos en el momento sino al dia siguiente). Al otro dia vino el neonatologo a verlo, lo encontro 10 puntos.Que les puedo decir, fue la experiencia mas intensa de nuestras vidas, porque si bien yo consideraba la opcion de un parto en casa, Robert la desechaba totalmente, y la desechaba aunque el equipo medico estuviera presente!!!! Asi que parir los dos solos fue tan fuerte que todavía no caemos en lo que paso…

El martes 24 vinieron Claudia y Mirta a vernos y Mirta me decia que aunque la hubierha llamado cuando comenzaron los dolores tampoco habríamos llegaro a la clinica, porque fue todo tan rapido que si salía antes hubiera terminado pariendo en el taxi o en la guardia, asi que me guardo para siempre el momento intimo e increible de haber podido parir a mi hijo solos, juntos, en equipo, de la entereza de mi pareja, que pudo mantener la calma y la sangre fria y ser el mejor compañero y que esa misma noche hayamos dormido los tres juntos en nuestra cama.


La versión del papá, Robert: La mano de Dios


Hace exactamente una semana nacía mi cuarto hijo y el primero en sorprenderme con su forma audaz de salir del útero materno, como alguien que patea una puerta y entra por la fuerza a discutir paritarias con los burócratas del parto. Eran las tres menos cuarto de la madrugada y Mariana me despertó explicándome que había roto bolsa y que el parto era inminente. Me vestí rápido, me puse una bermuda verde, una camisa de manga corta, y zapatillas. Todo para salir lindo en las fotos en el Anchorena donde iba a nacer Milo. Guardé el celular en el bolsillo, tenía batería: el mundo estaba OK.

Mientras me despabilaba de las dos horas de sueño que cargaba encima, Mariana empezó con el trabajo de parto en el baño. En ese momento pensé que exageraba y solo atine a entreabrir la puerta con precaución, para preguntarle si necesitaba algo, pero lo que vi en su cara era sorpresa pura, no conocía esa cara de ella, entre el dolor y la novedad, con la boca abierta y los ojos verdes enormes como dos esmeraldas recién talladas por un fino joyero que ni ella sabía que tenía adentro.Cerré la puerta de inmediato porque me di cuenta que ya teníamos que salir, le pregunté otra vez como estaba y ahí escuché el grito más salvaje desde que tengo memoria. Un alarido primario, proveniente de lóbulo límbico, la raíz primitiva de lo que somos. Nunca había estado preparado para asistir a alguien en un parto, no leo libros de “Cómo esperar tu bebe” ni cosas por el estilo, así que lo único que podía ayudarme era lo que había visto en los partos de mis tres hijos anteriores y el cine.

Ni bien Mariana salió del baño le pregunté si desinflaba una enorme pelota de gimnasia que –teníamos pensado- llevar a la clínica para que la usara en las teóricas 4 o 5 horas de trabajo de parto. Me dijo que no y se sentó en la pelota para soportar la próxima contracción, la sostuve con los brazos y volvió a gritar: se me heló la sangre por lo que podrían pensar los vecinos, parecía que la estaban matando.El grito sacudió el departamento y los dos nenes que dormían empezaron a llorar, fui a verlos los tranquilicé y les dije que estaba naciendo Milo, que esperaran los dos en una cama. Maxi, de 5 lo abrazó a Manu de 3 y me preguntó por la doctora “sacamilo” un apodo amigable que le pusimos con Mariana a la obstetra. Segundos después llegó Vero, mi cuñada, que se quedó con los nenes hasta el final.A todo esto Mariana llamaba a Mirta, la partera, para preguntar qué hacíamos, le dijo que estaba en viaje (vive en Wilde) por lo tanto en ese mismo instante descarté que fuera a llegar.

En el living Mariana tuvo otra contracción, otro grito y un montón de líquido amniótico saliendo, sangre (poca) y ella que me pedía que trajera toallas para que no se levantara el piso flotante. Fui al placard y agarré todas. Pensé: ¿como alguien en ese estado puede acordarse del piso flotante?
Tire las toallas al piso (unas diez) y ella se arrodilló, con la frente apoyada en el futón negro, el mismo en el que miramos Dexter. Yo veía muy poco, estábamos con una luz tenue y no sé por qué no se me ocurrió encender todo, parecía una escena dieciochesca.Cuando me agacho a ver qué pasaba en su vagina, se me detiene el pulso: veo la coronilla de Milo, y un segundo después se vuelve a meter adentro.

Antes que volviese a su nido, le toco la cabeza y rozo con el revés de la mano el muslo de Mariana, da un grito de bronca y me pide que por favor no la toque. En ese momento pensé como iba a ayudarla sin tocarla, pero fue un instante, volvió otro grito y salió completa la cabeza de Milo, no sabía qué hacer pero me acordé que no me había lavado las manos (a^2+b^2=c^2) una ecuación que de alguna forma se disparó en mi cabeza y corrí al baño a enjabonarme. Mariana me pedía que volviera y lo hice con las manos limpias, la cabeza seguía ahí, no respiraba, no hacía gestos, parecía muertito.

A todo esto yo estaba empapado de líquido amniótico y pensaba por qué no me había vestido para la ocasión, todo era un desastre, la pileta de natación de Milo se estaba vaciando a medio metro de la zapatilla donde están conectados todos los enchufes de la tele y demás. Eran demasiadas preocupaciones para tan poco tiempo. Me acuerdo que pensé que quedaríamos todos electrocutados, si el disyuntor, la térmica, los tapones de abajo… y la cabeza de Milo seguía ahí.El tiempo se había detenido, y la cabeza empezó a tomar un color azul, los labios más que el resto. Fue cuando supe que todo podía fallar. Sin tocarla a ella, le pedí que pujara, me dijo con total cansancio que no tenía contracciones y que no podía pujar, que había que esperar a la próxima. Le ordené, con voz de médico (como lo había visto en los anteriores partos) que con la próxima contracción lo tenía que expulsar sí o sí, me reservé decirle que ya Milo estaba completamente azul y me dispuse a sacarlo sí o sí.

¡Ahí viene! Me dijo ella y gritó otra vez desde la oscuridad de los tiempos, desde la caverna y los lobos acechando, pidiendo a la tribu que viniera a ella, a protegerla. Pero en la tribu de Av. Pueyrredón ningún cavernícola salió de su cuevita.Ahí vi la oportunidad de sacarlo, sabía que no podía fallar porque el color de la piel era cada vez más como una tiza de pool, y en la siguiente contracción le dije, sereno, que puje, vi los hombros que asomaban lo tome con los dedos y sin fuerza salió como quien descuelga un teléfono de línea.Me sorprendió lo resbaloso. Acostumbrado en mi juventud a la pesca, me volvió la imagen de cuando se saca un pez del agua, igual de resbaladizo y pringoso. Rápido lo envolví en una de las toallas que todavía permanecían secas por el azar y se lo di a Mariana que lo puso automáticamente en la teta, con el cordón saliendo de su vagina y el bebé en su pecho. Ella me sonrió y me dijo “tiene el cordón corto”.

Muchos amigos me preguntaron después que sentí, cómo no me desmayé ni llamé al 911: la única respuesta que tengo es que nada de eso se me pasó por la cabeza, creo que en momentos de crisis absoluta, todos estamos preparados. El shock de adrenalina me tuvo dos días sin dormir.En cuanto a la experiencia, si me hubieran pagado habría respondido que no, es más, yo me había negado a tener un parto domiciliario con apoyo profesional, donde nada más habría sido un espectador. Pero a pesar de toda mi negativa, el confrontar la realidad con las herramientas de la ignorancia me otorgaron una sensación de poder que me duró varios días. Fue como resolver una ecuación dificilísima, sin siquiera saber sumar ni restar ni haber pasado nunca por la primaria, sin goma de borrar y sin guardapolvo blanco.

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