El autismo es un trastorno generalizado del desarrollo (TGD) que afecta entre uno y dos de cada mil niños en el mundo. Y en los últimos tiempos, los psiquiatras infantiles se mostraron preocupados por el aumento de casos, algo que atribuyeron a mejores diagnósticos. Pero en la actualidad también han crecido las alternativas de tratamiento e integración.
En este marco, en Quilmes funciona la Fundación Acompañamiento e Integración para Niños con Habilidades Especiales (Ainhep), que desarrolla una terapia singular ya que la lleva a cabo en el propio domicilio del niño. "El objetivo es poder trabajar con el chico y su familia en su contexto natural", explica la coordinadora general de la entidad, licenciada Vanesa Dacuña.
Ainhep atiende actualmente a 20 familias, la mayoría de ellas quilmeñas, aunque también tiene pacientes en Berazategui y Florencio Varela. Y próximamente estarán inaugurando una nueva sede en una casa adaptada, donde tendrán la posibilidad de ofrecer tratamiento en contextos naturales para aquellos chicos que, por diferentes razones, no pueden realizarlo en su hogar. También funcionarán allí talleres recreativos y de inclusión y socialización, como deportes, plástica y música.
Dacuña explica que los equipos terapéutico de la Fundación "basan su éxito en tener objetivos claros, un programa definido e individual de intervención para cada persona y su familia, y consistencia y coherencia entre los miembros del equipo. Trabajamos combinando técnicas de modificación de conducta, más conocido en Argentina como Tratamiento Cognitivo Conductual (TCC) y Currículum Funcional Natural (del reconocido Centro Ann Sullivan Perú)".
Para lograr los objetivos --añade la especialista-- se conforma un equipo de acuerdo a las necesidades de cada niño que generalmente está conformado por psicólogos, psicopedagogos, fonoaudiólogos y terapistas ocupacionales. Además, Ainhep otorga becas para aquellas familias sin recursos económicos.
En cuanto al autismo en sí, Dacuña lo define como "una discapacidad del desarrollo que no es reconocida al nacimiento pero cuyos signos se hacen manifiestos antes de los tres años. Es complejo ya que son muchas las áreas que se ven afectadas: comunicación, socialización y conductas e intereses".
Uno de los problemas más importantes que todavía no pudieron ser resueltos es la tardanza en diagnosticar el trastorno. "Todavía hoy hay muchos médicos que cuando llegan los padres preocupados porque ven algo distinto en su hijo, o porque no habla o lo hace poco a los dos o tres años, les siguen recomendando que esperen, que ya va a hablar", dice Dacuña.
Ante esta situación, desde la Fundación quilmeña están impulsando la campaña "Aprenda los signos, reaccione pronto", con la finalidad de brindar --en forma gratuita-- asesoramiento e información a profesionales, instituciones y familias sobre la importancia de la detección precoz de los trastornos del desarrollo y el autismo.
Por Mariana Nisebe. Publicada en Clarín Zonales el jueves 04/12/08.
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