jueves, 13 de septiembre de 2007

La extrana historia de Abigail y Brittany Hensel



Cuanto más investigo y escribo sobre salud; más me sorprendo y apasiono. Constantemente surgen noticias sobre siamesas. Médicamente siempre es un tema muy complejo y un importante desafío. Desde que escribí sobre las Mariítas en el 2003 (ver nota); las siamesas guatemaltecas María Teresa y María de Jesús Quiej Álvarez que estaban unidas por el cráneo y fueron separadas exitosamente por el neurocirujano argentino Jorge Lazareff; el tema captó mi atención.

Pero ayer esa atención se transformó en asombro. Al principio cuando vi a las siamesas Abigail y Brittany Hensel no podía creerlo. Es más fácil, quizás, aceptar ver dos cuerpos unidos por alguna parte que ver un solo cuerpo y dos cabezas. Impresiona bastante. Pero lo que más me impactó fue su capacidad asombrosa de coordinar los movimientos, pese a que cada una controla la mitad del cuerpo (ver video). Y todavía resulta más sorprendente que sean dos niñas felices y expansivas.

Abigail y Brittany Hensel nacieron siamesas el 7 de marzo 1990 en Minnesota (Estados Unidos) con una extraña “anomalía” conocida como Policefalia (Polycephaly) , ambas son gemelas idénticas, de sexo femenino, pero tienen la singularidad de compartir un solo cuerpo, tener dos espinas dorsales, dos corazones, 3 riñones, dos estómagos y tres pulmones (ver infografía).

En toda la historia de la medicina sólo se han registrado cuatro casos como el de Abigail y Brittany. De cada 50.000 gemelos se da el caso de un niño que nace unido por alguna parte del cuerpo a su hermano. Hasta la fecha, sólo se sabe de 500 siameses que han sobrevivido al primer año. Durante su vida estas niñas han tenido intervenciones quirúrgicas, entre las que destacan la amputación de uno de sus brazos -no desarrollado- (el tercero), que se encontraba en el centro de sus cabezas, una cirugía para corregir una escoliosis y otra para ampliar la cavidad de su pecho con la finalidad de prevenir futuras problemas con su respiración.

Abby y Britty, como las llaman, han sabido adaptar y coordinar sus cuerpos. Sus sistemas nerviosos están conectados y compartidos parcialmente permitiéndoles realizar ciertas actividades, como caminar y practicar deportes como voleibol, baloncesto, kickball, ciclismo, natación e incluso disfrutan el canto y tocar el piano. Y a pesar de compartir un solo cuerpo las chicas tienen diferentes gustos respecto a alimentos y a la forma de vestirse. Cada una tiene sensibilidad y control de sus extremidades y la parte del torso que le corresponde: si les hacemos cosquillas en el costado derecho sólo se ríe Abby. Ellas se las arreglan, cosa que nadie se explica, para moverse al unísono como una sola persona.

Sus padres cuentan que cuando nacieron las gemelas tomaron la decisión de no separarlas, debido a que ambas comparten muchas funciones y órganos corporales, lo que hubiese sido una intervención muy riesgosa. Actualmente Abigail y Brittany tienen 17 años de edad y llevan una vida diaria bastante normal; incluso salen a pasear en su auto, con su reciente adquirida licencia de conducir.

“Un solo cuerpo, dos almas”: así tituló su caso, de excelente manera, la revista Life. Cientos de preguntas surgen cuando se conoce esta historia. Algunas como ¿cuál de las dos sentirá placer durante una relación sexual?, ¿cómo se las ingenia el cuerpo para aceptar y coordinar las órdenes de dos cerebros?, ¿que pasaría si colapsa alguno de los órganos que no comparten?. Y a vos, ¿qué preguntas se te ocurren?

Por Mariana Nisebe

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